Alonso de Illescas, heroe Nacional por ser defensor de la autonomía y la libertad del pueblo negro e indígena.

A la llegada de los españoles al Ecuador luego de conocer a algunos líderes y liderezas del siglo XVIII, esto es en el siglo XVI. El presbítero Miguel Cabello Balboa, en su obra titulada “Verdadera descripción y relación de la provincia y tierra de las esmeraldas, contenida desde el cabo llamado Pasao hasta la bahía de Buenaventura”, relata con abundante detalle la llegada de un grupo de Afrodescendientes integrado por 17 hombres y 6 mujeres en octubre de 1553 a las costas de Esmeraldas,  Alonso de Illescas es el líder más importante para los afroecuatorianos, es el máximo referente y en un símbolo de lucha, resistencia e inteligencia; un icono que marca la historia de los descendientes de africanos en el Ecuador. 


 Alonso de Illescas nació alrededor de 1528, en África en la región de Cabo Verde, actual Senegal. A la edad de 10 años aproximadamente, fue capturado por los negreros y llevado como esclavo a España. Fue bautizado y confirmado en Sevilla con el nombre de Enrique. Más tarde tomó el nombre de su amo.
Tuvo la oportunidad de aprender la lengua de los dominadores, su forma de vivir, educar a los hijos, guerrear y hasta los entretenimientos. Se volvió hábil en el uso de las armas y también en instrumentos musicales propios de las grandes familias de la época.
Llegada a Ecuador. Alrededor de los 25 años aproximadamente, fue traído a América por la familia de los Illescas, quienes lograron constituir una especie de empresa comercial entre Sevilla y Lima.
En octubre de 1553, navegando desde Panamá hacia Lima, el barco del mercader Alonso de Illescas, tuvo muchas dificultades por las corrientes y el tiempo adverso, además se quedó sin provisiones.
Pasado el Cabo de San Francisco, a la altura de la ensenada de Portete, en la provincia de Esmeraldas, estando en tierra los esclavos 17 negros y 6 negras, debido a los fuertes vientos, el barco golpeado por las olas, fue empujado hacia los arrecifes donde encalló.
Esto ayudó para que los negros huyeran al interior de la selva. Los españoles intentaron salvar algunas cosas, pero con poco éxito. De allí se marcharon a Portoviejo para salvar sus vidas.

Alonso y las tribus ecuatorianas. Huyendo de sus antiguos dueños, hambrientos y en un lugar desconocido, rodeados de indígenas -Niguas y Campaces- cuyo comportamiento desconocían, los 23 negros tomaron la única actitud que les permitiría sobrevivir: la agresividad. El primer encuentro con los nativos se produjo en un poblado llamado Pidí, de la tribu de los Niguas. Ante su presencia, los nativos huyeron aterrados, dejando sus pertenencias, inclusive mujeres e hijos; repuestos del susto inicial trataron de recuperar el poblado, pero los negros los rechazaron con el auxilio de las armas de fuego que habían tomado de los europeos. Ante la imposibilidad de vencerlos, decidieron someterse.

Antón, uno de los 23 negros que llegaron al Ecuador,  para afianzar su condición de líder, organiza una primera guerra contra los Campaces que se encontraban hacia el interior, el encuentro costó la vida de seis negros y algunos Niguas; éstos al ver que los negros no eran invencibles, se rebelaron, pero fueron castigados con saña y crueldad que "sembraron el terror en toda aquella comarca''.

El coraje y valentía de Antón, rápidamente se conoció en toda la región, y gobernó un tiempo sin resistencias, hasta que en 1555 una nueva revuelta indígena produce la muerte de 4 negros, entre la propia. 

Su fallecimiento desencadena un conflicto entre los negros que contendían por su posición, hasta que se impone Alonso Illescas, quien había sido bautizado con el nombre de su patrón y "había vivido en Sevilla y hablaba muy bien el castellano". Illescas extenderá los dominios utilizando el sistema del terror que había iniciado Antón, se casará con una nativa iniciando el mestizaje, fundará el "Reino Zambo" y será considerado el mayor héroe de la libertad afroecuatoriana.

Alonso aprendió las lenguas nativas como una forma de dominio y control, estableció relaciones de parentesco vía matrimonio con las hijas de los caciques para mantener la paz luego de los enfrentamientos bélicos; así comenzó con los Niguas  al casarse con la hija del cacique principal y continuaría durante toda su gestión. Según relata Cabello Balboa: "... con cuyo favor de parientes vino a tener mando y señorío entre los negros e indios, producto de las uniones Alonso Illescas tuvo a su mandar catorce o quince mujeres que los años de cada una no exceden a la cantidad de todas". 

Antón fue el "primer líder cimarrón", entendiéndose por cimarrón a los esclavos rebeldes, que llevaban una vida de libertad en reductos denominados Palenques o Quilombos.

Cuenta Miguel Cabello de Balboa, que en una ocasión los negros habían invitado a un gran banquete al cacique Chilianduli con sus indios, en el pueblo de Dobe. Sorpresivamente en el ápice de la fiesta matan a 500 indios, imponiéndose definitivamente como “señores absolutos”. 

Disputas de poderes. El liderazgo alcanzado por Alonso Illescas se vio disputado por otro grupo de cimarrones -esclavos rebeldes-: los Mangache que dominaban la región de la Bahía San Mateo. La autoridad de estos linajes la ejercieron desde sus propios espacios de habitación a través de cacicazgos, donde había un jefe que tenía a su mando varias parcialidades conformadas por negros, indios y mulatos. En gran parte estas parcialidades estaban formadas por indios cautivos como los yumbos. Entre 1605 y 1607, bandas multiétnicas lideradas por negros atacaron estos pueblos que una vez sometidos se los destinaba a trabajar en chacras de los negros en condiciones de sujeción.

 
Caciques Negros de Esmeraldas. Alonso supo ganarse la amistad de los indígenas, realizando oportunas alianzas, en particular con la tribu de los Niguas. Para los indígenas no hubo otro remedio que pactar y aceptar a los recién llegados. Pero consiguieron que los apoyaran en la lucha contra las tribus enemigas, sobre todo la de los temidos Campaces. Como señal de alianza les concedieron sus mujeres, surgiendo así una nueva raza en América “los zambos de Esmeraldas”. Más tarde en 1599 el pintor Andrés Sánchez Gallque, por orden del oidor Juan del Barrio, pintó a los “Caciques Negros de Esmeraldas” y envió el gran retrato al Rey de España, Felipe II.
 



Alonso de Illescas  declarado un “Héroe Nacional. El Congreso Nacional del Ecuador, emitió en la ciudad de Quito el 2 de octubre de 1997. La “Ley Especial de la Institucionalización del Día Nacional del Negro y Reconocimiento como Héroe Nacional a Alonso de Illescas, por ser defensor de la autonomía y la libertad del pueblo negro e indígena. Esmeraldas ha sido la primera provincia que pisaron los españoles, gracias a la alianza de indígenas y negros, nunca lograron someterla totalmente.

Alonso de Illescas fue un estratega. Rechazó a muchas expediciones militares en contra de los negros y los indios esmeraldeños, derrotando uno tras otro a los capitanes españoles. Estos acometían a la empresa, con el afán de buscar las esmeraldas, el oro, la madera, la tierra, y también para evitar que los negros se aliaran con los piratas ingleses y causaran daños a los intereses españoles.
Alonso fue también “diplomático”, ya que si por un lado luchaba contra los españoles, por el otro sabía convertirlos en amigos, ayudando a los numerosos náufragos que encontraba en las playas a recuperarse de salud y luego les facilitaba la salida a Portoviejo, Quito o Guayaquil.
Alonso de Illescas sus acciones iniciales. Consistieron en rescatar y prestar ayuda a los náufragos que llegaban a la costa esmeraldeña, como fue el caso del mercedario Escobar proveniente de Panamá quien, frente a la ayuda de Illescas e interés por acercarse a la religión católica, inició labores de adoctrinamiento y bautizó a los cuatro hijos del líder: Enrique, Sebastián, Justa y María. 

Autoridades españolas buscan suprimir el liderazgo de Alonso. La iniciativa de Illescas motivó a las autoridades españolas a enviar una misión a cargo del capitán Andrés Contero; ésta se tornó agresiva y en la búsqueda de suprimir el liderazgo negro en la región se capturó a Alonso con su familia. El líder negro logró que uno de soldados de la expedición, Gonzalo de Ávila, lo liberara; estableciendo vínculos de parentesco con el español al entregarle a de sus hijas como esposa. 

Jhoan de Reina y María Becerra, nuevos náufragos que llegaron a la costa esmeraldeña, fueron socorridos por Gonzalo Ávila y Alonso Illescas, quienes aprovecharon su presencia para enviar una comunicación a las autoridades. En el documento, Ávila manifiesta: "... que su suegro y el,  estaban entretenidos en aquella manera de vida por el temor que tenían al castigo, debido a sus culpas y delitos, y que si hubiera alguna persona, que movida con piadoso celo, alcanzasen perdón de los que gobernaban la tierra del Perú, en nombre de su majestad, reduciría a sus servicios aquellas Provincias y que el que tal perdón les llevase sería de ellos bastísima gratificados de su solicitud y trabajo." 



Miguel Cabello Balboa. Mediante la Provisión Real el 8 de julio de 1577 Miguel Cabello Balboa fue comisionado a "reducir a la cristiandad a los indios y negros de Esmerldas y abrir un camino entre Quito y el Pacífico".
  
Encuentro de Alonso y Balboa. Alonso estableció su pueblo en la cabecera del río Atacames, que se llamaría San Martín de la Campaces, a la desembocadura del cual se realizó el encuentro histórico con el presbítero Miguel Cabello de Balboa, en el mes de septiembre de 1577. 

Cuando se encontró con el sacerdote Miguel Cabello de Balboa en la desembocadura del río Atacames, construyó la primera capilla provisoria en la playa. Oró e invocó la misericordia de Dios y también a la de Nuestra Señora de Guadalupe. 

A la invitación hecha por Balboa a Alonso de acercarse a los sacramentos, contestó: “mientras estoy ocupado en la redención de esa gente, prefiero esperar”. Rechazó así la gran mentira del conquistador “Por Dios y por el Rey”. Comprendió que Dios es Dios de libertad, Dios de la Vida, que va más allá de los imperios humanos, de las iglesias, para conseguir la instauración en Cristo de único Reino de paz, justicia y hermandad.
 
Alonso de Illescas le preguntó al sacerdote que hacía en su tierra. Este contestó que le llevaba el perdón del Rey y el nombramiento de Gobernador de las Esmeraldas. Alonso tomó en sus manos el nombramiento. Agradeció pero añadió que antes de aceptar, tenía que hablar con su gente.
De hecho se marchó con su comitiva. Más tarde hizo otra visita con toda su gente, prometiendo una tercera, que no se realizó, porque apareció un barco en la bahía, procedente de Portoviejo, causando desconfianza. Pensaron que sería otra traición de los españoles. Los negros no se presentaron más.
Cuando los compañeros de Miguel Cabello de Balboa volvieron a subir al río Atacames, encontraron balsas destrozadas y plantas arrancadas, señal evidente de que se había roto las relaciones y que podía haber peligro.
El presbítero Miguel Cabello de Balboa, junto con sus compañeros, decidieron emprender el camino por la costa, hasta Bahía de Caráquez, siempre vigilado de lejos por los indios de Alonso. Allá tuvieron ayuda para seguir hasta Portoviejo, luego Guayaquil y finalmente llegaron a Quito, el 10 de febrero de 1578.
Miguel Cabello de Balboa reconoce abiertamente que Alonso de Illescas era un hombre con cualidades superiores. Escribe a Rey manifestándole que no era tan fácil sojuzgar a un hombre, que estaba bien preparado y que sabía defenderse en todos los campos.
Alonso en su papel de gobernante. También fue un verdadero gobernante. Nunca se dejó sobornar. Rechazó el título de gobernador, que el presidente de la Real Audiencia, le ofreció por escrito y le hizo llegar a sus manos, por intermedio del sacerdote Miguel Cabello de Balboa.
Es de notar que muchos capitanes perdieron toda su hacienda para lograr el título de gobernador de las Esmeraldas. Y este negro cimarrón, huido de la esclavitud, que según la ley merecía castigos, se permitió rechazar el indulto real y la gran oportunidad de ser gobernador por cuenta del Rey.
Alonso, formador de lideres. Fue un formador de líderes, empezando por su hijo Alonso Sebastián de Illescas y su nieto Jerónimo. De modo que fueron amantes de la justicia y de la libertad, manteniendo su territorio libre del dominio español.
Alonso, se casó con una hija del cacique Chilianduli y tuvo otras mujeres. Educó a sus hijos como en las familias españolas, les enseñó el uso de las armas e incluso a fabricarlas. Entre los hijos de Alonso recordamos a Enrique, Alonso Sebastián, Baltasar. Entre las hijas recordamos a Justa, que en una de las entradas del Capitán Andrés Contero fue apresada, hecha esclava, enviada a Guayaquil y casada con un esclavo del mismo Capitán. Otra hija se llamaba María y se casó con Gonzalo de Ávila, ellos tuvieron una hija llamada Magdalena. 
Alonso defensor de la autonomía y la libertad del pueblo negro e indígena. De hecho aunque Esmeraldas ha sido la primer provincia pisada por los españoles, gracias a la alianza de indígenas y negros, nunca lograron someterla totalmente.
Todavía a mediados del siglo XVIII, Pedro Vicente Maldonado se quejaba porque los negros y los mulatos no pagaban tributo a nadie, y sugería emplearlos en la defensa de la costa de los piratas holandeses.

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