Desde
varios años, estas dos mujeres se han dedicado a vender en las calles
de Cuenca sus productos, panes, tortas, frutas, etc, a pesar de sus
avanzadas edades, las vemos recorrer varios sectores de la ciudad, cada día su salud se ve mas deterioradas, los años cumplen su objetivo, es
muy triste ver a dos personas que deberían de descansar y pasar sus últimos años de vida de una manera adecuada, que tengan que trabajar.
Hemos recibido muchos comentarios sobre las condiciones en que se encuentran estas dos personas, y la mayoría coincide que deberían de ser ayudadas por alguna entidad social, que vele por su salud, bienestar y tengan una vida digna como cualquier ser humano desea tener después de haber asado toda una vida trabajando para ganarse el alimento diario.
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