Alonso de
Illescas fue considerado un estratega, logró establecer oportunas
alianzas con indígenas, rechazó a muchas expediciones militares en
contra de los negros y los indios esmeraldeños, derrotando uno tras
otro a los capitanes españoles. Estos acometían la empresa, con el
afán de buscar las esmeraldas, el oro, la madera, la tierra, y también
para evitar que los negros se aliaran con los piratas ingleses y
causaran daños a los intereses españoles.
Alonso de Illescas declarado un “Héroe Nacional
El Congreso Nacional del
Ecuador, emitió en la ciudad de Quito el 2 de octubre de 1997. La
“Ley Especial de la Institucionalización del Día Nacional del Negro y
Reconocimiento como Héroe Nacional a Alonso de Illescas, por ser
defensor de la autonomía y la libertad del pueblo negro e indígena.
Esmeraldas ha sido la primera provincia que pisaron los
españoles, gracias a la alianza de indígenas y negros, nunca lograron
someterla totalmente.
528-1585 (Siglo XVI)
Por qué Alonso de Illescas fue declarado un “Héroe Nacional”?.
Alonso de Illescas fue un estratega, (persona que conocía como hacer la
guerra de guerrillas). Rechazó a muchas expediciones militares en
contra de los negros y los indios esmeraldeños, derrotando uno tras otro
a los capitanes españoles. Estos acometían a la empresa, con el afán de
buscar las esmeraldas, el oro, la madera, la tierra, y también para
evitar que los negros se aliaran con los piratas ingleses y causaran
daños a los intereses españoles.
Alonso
fue también “diplomático”, ya que si por un lado luchaba contra los
españoles, por el otro sabía convertirlos en amigos, ayudando a los
numerosos náufragos que encontraba en las playas a recuperarse de salud y
luego les facilitaba la salida a Portoviejo, Quito o Guayaquil.
Cuando
se encontró con el sacerdote Miguel Cabello de Balboa en la
desembocadura del río Atacames, construyó la primera capilla provisoria
en la playa. Oró e invocó la misericordia de Dios y también a de Nuestra
Señora de Guadalupe. Subrayamos
que a la invitación hecha por Balboa a Alonso de acercarse a los
sacramentos, contestó: “mientras estoy ocupado en la redención de esa
gente, prefiero esperar”. Rechazó
así la gran mentira del conquistador “Por Dios y por el Rey”.
Comprendió que Dios es Dios de libertad, Dios de la Vida, que va más
allá de los imperios humanos, de las iglesias, para conseguir la
instauración en Cristo de único Reino de paz, justicia y hermandad.
También
fue un verdadero gobernante. Nunca se dejó sobornar. Rechazó el título
de gobernador, que el presidente de la Real Audiencia, le ofreció por
escrito y le hizo llegar a sus manos, por intermedio del sacerdote
Miguel Cabello de Balboa.
Es
de notar que muchos capitanes perdieron toda su hacienda para lograr el
título de gobernador de las Esmeraldas. Y este negro cimarrón, huido de
la esclavitud, que según la ley merecía castigos, se permitió rechazar
el indulto real y la gran oportunidad de ser gobernador por cuenta del
Rey.
Fue
un formador de líderes, empezando por su hijo Alonso Sebastián de
Illescas y su nieto Jerónimo. De modo que fueron amantes de la justicia y
de la libertad, manteniendo su territorio libre del dominio español.
Alonso
defensor de la autonomía y la liberta del pueblo negro e indígena. De
hecho aunque Esmeraldas ha sido la primer provincia pisada por los
españoles, gracias a la alianza de indígenas y negros, nunca lograron
someterla totalmente.
Todavía
a mediados del siglo XVIII, Pedro Vicente Maldonado se quejaba porque
los negros y los mulatos no pagaban tributo a nadie, y sugería
emplearlos en la defensa de la costa de los piratas holandeses.
Biografia
Alonso
de Illescas nació alrededor de 1528, en África en la región de Cabo
Verde, actual Senegal. A la edad de 10 años aproximadamente, fue
capturado por los negreros y llevado como esclavo a España. Fue
bautizado y confirmado en Sevilla con el nombre de Enrique. Más tarde
tomó el nombre de su amo, el mercader Alonso de Illescas.
Tuvo
la oportunidad de aprender la lengua de los dominadores, su forma de
vivir, educar a los hijos, guerrear y hasta los entretenimientos. Se
volvió hábil en el uso de las armas y también en instrumentos musicales
propios de las grandes familias de la época.
Alrededor
de los 25 años aproximadamente, fue traído a América por la familia de
los Illescas, quienes lograron constituir una especie de empresa
comercial entre Sevilla y Lima. En
octubre de 1553, navegando desde Panamá hacia Lima, el barco del
mercader Alonso de Illescas, tuvo muchas dificultades por las corrientes
y el tiempo adverso, además se quedó sin provisiones.
Pasado
el Cabo de San Francisco, a la altura de la ensenada de Portete, en la
provincia de Esmeraldas, estando en tierra los esclavos 17 negros y 6
negras, debido a los fuertes vientos, el barco golpeado por las olas,
fue empujado hacia los arrecifes donde encalló. Esto ayudó para que los
negros huyeran al interior de la selva. Los españoles intentaron salvar
algunas cosas, pero con poco éxito. De allí se marcharon a Portoviejo
para salvar sus vidas.
Inicio del liderazgo de Alonso de Illescas.
A la muerte de Antón, después de superar algunas rivalidades internas, Alonso de Illescas, fue reconocido como nuevo líder.
Cuenta
Miguel Cabello de Balboa, que en una ocasión los negros habían invitado
a un gran banquete al cacique Chilianduli con sus indios, en el pueblo
de Dobe. Sorpresivamente en el ápice de la fiesta matan a 500 indios,
imponiéndose definitivamente como “señores absolutos”.
Realizaban
correrías en una vasta área llegando hasta Portoviejo infundiendo miedo
a los españoles, que inútilmente en múltiples ocasiones intentaron
someterlos.
Supo
ganarse la amistad de los indígenas, realizando oportunas alianzas, en
particular con la tribu de los Niguas. Para los indígenas no hubo otro
remedio que pactar y aceptar a los recién llegados. Pero consiguieron
que los apoyaran en la lucha contra las tribus enemigas, sobre todo la
de los temidos Campaces. Como señal de alianza les concedieron sus
mujeres, surgiendo así una nueva raza en América “los zambos de
Esmeraldas”. Más
tarde en 1599 el pintor Andrés Sánchez Gallque, por orden del oidor
Juan del Barrio, pintó a los “Caciques Negros de Esmeraldas” y envió el
gran retrato al Rey de España, Felipe II.
Encuentro de Alonso de Illescas con el sacerdote Miguel Cabello de Balboa.
Alonso
era ladino, valiente al guerrear, conocía muy bien la lengua española,
aprendió muy pronto las lenguas locales. Con los españoles mantuvo una
relación que podríamos definir de odio y amor, para poder conservar su
autonomía y al mismo tiempo aprovechar su amistad.
Estableció
su pueblo en la cabecera del río Atacames, que se llamaría San Martín
de la Campaces, a la desembocadura del cual se realizó el encuentro
histórico con el presbítero Miguel Cabello de Balboa, en el mes de
septiembre de 1577.
Alonso
de Illescas le preguntó al sacerdote que hacía en su tierra. Este
contestó que le llevaba el perdón del Rey y el nombramiento de
Gobernador de las Esmeraldas. Alonso tomó en sus manos el nombramiento.
Agradeció pero añadió que antes de aceptar, tenía que hablar con su
gente.
De
hecho se marchó con su comitiva. Más tarde hizo otra visita con toda su
gente, prometiendo una tercera, que no se realizó, porque apareció un
barco en la bahía, procedente de Portoviejo, causando desconfianza.
Pensaron que sería otra traición de los españoles. Los negros no se
presentaron más.
Cuando
los compañeros de Miguel Cabello de Balboa volvieron a subir al río
Atacames, encontraron balsas destrozadas y plantas arrancadas, señal
evidente de que se había roto las relaciones y que podía haber peligro.
El
presbítero Miguel Cabello de Balboa, junto con sus compañeros,
decidieron emprender el camino por la costa, hasta Bahía de Caráquez,
siempre vigilado de lejos por los indios de Alonso. Allá tuvieron ayuda
para seguir hasta Portoviejo, luego Guayaquil y finalmente llegaron a
Quito, el 10 de febrero de 1578.
Los negros quedaron libres en su nueva tierra y supieron rechazar todo intento de sometimiento de parte de los españoles.
El hombre, Alonso de Illescas.
Miguel Cabello de Balboa reconoce abiertamente que Alonso de Illescas
era un hombre con cualidades superiores. Escribe a Rey manifestándole
que no era tan fácil sojuzgar a un hombre, que estaba bien preparado y
que sabía defenderse en todos los campos.
Alonso,
se casó con una hija del cacique Chilianduli y tuvo otras mujeres.
Educó a sus hijos como en las familias españolas, les enseñó el uso de
las armas e incluso a fabricarlas. Entre
los hijos de Alonso recordamos a Enrique, Alonso Sebastián, Baltasar.
Entre las hijas recordamos a Justa, que en una de las entradas del
Capitán Andrés Contero fue apresada, hecha esclava, enviada a Guayaquil y
casada con un esclavo del mismo Capitán. Otra hija se llamaba María y se casó con Gonzalo de Ávila, ellos tuvieron una hija llamada Magdalena.
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María Chiquinquirá, nacida en
Baba, provincia del Guayas, símbolo de la resistencia de la Mujer
Negra. El proceso del juicio abarca más de cuatro años. María
Chiquinquirá lucho por conseguir la libertad de su hija llegando a un
acuerdo conveniente con un escribano el cual le prometió que en menos
de un mes podía ser libre ella y su hija.
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En el Archivo
Nacional de Historia en Quito, en uno de sus expedientes, se recoge el
juicio que María Chiquinquirá Díaz, en el que plantea a su amo Don
Alfonso Cepeda, reclamando su libertad. María Chiquinquirá era hija
de una esclava llamada María Antonia.
María Chiquinquirá contrajo matrimonio con un sastre
llamado José Espinoza, por lo que Don Alfonso, le permitió trabajar
fuera de la casa y ser prácticamente libre, tuvo una hija llamada
María del Carmen la cual nació y gozaba de cierta prosperidad, por lo
que su demanda era también pedir la libertad suya y de su hija.
María Chiquinquirá, en la
libertad con que había vivido, se olvidaba de que era esclava. Sin
embargo, Don Alfonso se encargó de recordárselo, igual que ocurriera
veinte años atrás con ella, al ver a María del Carmen ya en edad de
servir de algo, la reclamó para que sea esclava de su hermana ciega,
pero María Chiquinquirá no se resignaba a admitir la servidumbre de
su hija.
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Martina Carrillo trabajaba en la hacienda de la Concepción y
junto a Pedro Lucumí formaron parte de la comisión que visitó al
Presidente, para presentar sus quejas en contra del maltrato de sus
patronos.
A finales de enero de 1778, tres
parejas de esclavos entre ellos Martina Carrillo, huyeron para ir a
Quito a presentarse ante el Presidente, una serie de quejas referentes
al maltrato que recibían por parte del administrador Francisco
Arrecoeche.
Las quejas que la Comisión presentó al Presidente José Dibuja, fueron las siguientes:
-
A los esclavos se les daba menos comida de lo que la Ley dictaba, haciendo la alimentación netamente insuficiente.
-
La renovación del vestuario no se efectuaba a su debido tiempo.
-
Se obligaba a los esclavos a
trabajar los domingos, hasta el medio día, quitándoles tiempo para el
descanso y para trabajar sus pequeñas chacras (contrariamente a la
costumbre establecida desde el tiempo de los jesuitas).
-
Los esclavos recibían castigos demasiados rigurosos e injustificados, ya que eran cumplidos en sus labores.
El Presidente Dibuja, los recibió
y los escuchó, consideraba que los esclavos tenían derecho a recurrir a
la autoridad superior, por lo que decidió enviar a un nuevo
administrador, de nombre Andrés Fernández, con el encargo de reemplazar
al anterior y de investigar sobre las acusaciones presentadas por los
esclavos.
Cuando los esclavos volvieron a La
Concepción, fueron castigados: a Lucumí, le dieron 500 latigazos por
ser el jefe de la Comisión; a Martina le dieron 300 latigazos y así fue
con todos los de la Comisión, tanto que después de 15 días todavía no
podían regresar al trabajo.
El nuevo administrador, llegó
después de dos meses, vio todas las señales de los castigos recibidos, a
pesar de la orden del Presidente de no castigarlos. Arrecochea
intentó defender su actuación, el nuevo administrador decidió enviar a
su predecesor a la prisión real de Quito y fue condenado a pagar una
multa de 100 pesos al Estado y otra multa de 100 pesos, a los esclavos
que habían sido víctimas de su crueldad.
Martina Carrillo y sus compañeros
siguieron esclavizados, pero habían conseguido mejorar las condiciones
de vida de todos y todas las compañeras y sentar un precedente:
- La posibilidad para los esclavos de hacer respetar sus derechos y reconocer su dignidad;
- El poder recibir una compensación financiera por los perjuicios de los que habían sido víctimas.
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Ambrosio Mondongo trabajó en una de las haciendas de propiedad de Don Carlos Araujo (Julio de 1789).
Ambrosio Mondongo no pudo tolerar más tiempo de
atropello, lo cual da paso a una rebelión en contra de los dueños de la
hacienda que pertenecían a la jurisdicción de Salinas (Ibarra), San
José y Puchimbuela.
Ambrosio Mondongo fue un líder y
cabecilla que se rebeló, dando paso a una rebelión, que pronto sacudió
al Valle, desde un oculto lugar, logro crear conciencia entre los
suyos, del fundamento de la dignidad, en el goce de la libertad. El
consecuente fervor se dejó sentir en la hacienda “La Concepción”, de
las temporalidades y propiedad, a la época, de Don Juan Chiriboga.
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Fulgencio Congo era un líder de esclavos, tenía tres hijos.
Acusado de favorecer la insubordinación de los trabajadores y de haber
liderado en algunas ocasiones varias sublevaciones.
Fungencio Congo hizo varios
reclamos al presidente de la Real Audiencia, entre ellos: malos tratos y
abusos por parte del administrador a los esclavos durante ocho años.
Denunció que las raciones alimenticias compuestas por carne y maíz que
daban a los esclavos eran insuficientes hasta para un niño, continuos
azotes, látigos, grilletes en los pies y en el cuello, encierros en la
cárcel, improperios y desaires, palabras insultantes.
De acuerdo a estos reclamos, se
realizo investigaciones, para determinar si lo que decía fungencio era
cierto. Por lo tanto el administrador dijo que si “había mucho látigo”,
era porque los hacendados se quejaban del robo de ganado y eso pasaba
en la misma haciendo Tababuela; por eso castigaban con severidad. En
cuanto a la alimentación argumentó el mayordomo que los alimentos eran
distribuidos cada 15 días. Además los esclavos tenían sus huertos, que
les daba alimentación suplementaria, y vendían algodón.
El 21 de julio de 1799 se
terminó las averiguaciones. No sabemos cómo terminó el juicio pero con
toda probabilidad la peor parte la tuvo Fulgencio.
Fuente: http://www.mmrree.gob.ec/afrodescendientes/heroes.asp
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